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Lograr que la identidad digital sea lo más cercana a nuestra identidad física es la clave para una protección efectiva de los entornos digitales. Sin embargo, afirma Juan Pablo Yagüe, responsable global de alianzas estratégicas en Serban Group, este objetivo es imposible de alcanzar con el uso de contraseñas.
En el contexto del evento B-FY Pulse, Yagüe destacó que esta es la razón por la que la biometría, como factor de autenticación, juega un papel crucial para identificar inequívocamente a los individuos y salvaguardar nuestra identidad digital.
Serban Group es una empresa española, con 20 años de experiencia en arquitectura IT, biometría e identidad digital. En la actualidad presta servicios a más de 180 clientes en más de 20 países, la mayor parte de ellos en América Latina.
Recientemente, Serban Group y B-FY suscribieron un convenio para impulsar la implementación de las soluciones de identificación como servicio (IaaS) de B-FY. Esta alianza representa para B-FY el reconocimiento por parte de una empresa consolidada en el desarrollo de modelos arquitectónicos integrales que combinan tecnologías disruptivas y tradicionales.
En los últimos cuatro años los ciberataques se han duplicado y se espera que vuelvan a hacerlo en los próximos dos años, explicó Yagüe, quien agregó que el 80% de los ataques ocurre debido a un uso inadecuado de las contraseñas.
En cuanto al impacto económico que estos ataques tienen para las empresas, especialmente en el sector financiero, señaló que es muy preocupante, pues estamos hablando de una media de 18,5 millones de dólares por ataque.
“Disponemos de más de 50 o 60 identidades digitales en diferentes entornos: de pagos, de compras, de uso de coches. Es decir, identidades que manejamos a diario con diferentes roles y con diferentes datos. Pero ese no es el problema. El problema es que, al ser datos, son manipulables. Entonces, esa identidad digital está expuesta a que cualquier hacker a pueda suplantarla y actuar como si fuéramos nosotros”.
Yagüe explicó que “como no somos capaces de recordar todas las contraseñas, reutilizamos cerca del 51% de estas”. Todos estos factores hacen que la fórmula usuario y contraseña sea muy vulnerable.
Juan Pablo Yagüe explicó que existen varios mitos y dudas en torno a la biometría: “Algunas personas creen que se pueden robar los datos biométricos. Sin embargo, se pueden cuidar estos datos siguiendo regulaciones como GDPR. Soluciones como B-FY evitan almacenar los datos biométricos y se basan en la biometría que ya tenemos en nuestros dispositivos”, señala.
Otro mito, dice, es que la biometría puede ser interceptada. Sin embargo, cuando se utiliza la biometría en un dispositivo, con soluciones como la de B-FY, que no almacena los datos biométricos, éstos no viajan, no salen nunca del dispositivo, lo que aumenta la seguridad.
En relación con la creencia de que la biometría puede ser suplantada, explica que la tecnología biométrica está preparada para evitar suplantaciones mediante técnicas antiespufing, como evitar el uso de fotos o grabaciones.
Por último, en cuanto a si el uso de la biometría es intrusivo, Yagüe aclaró que la realidad es que muchas personas ya utilizan la biometría en su vida diaria, como la huella dactilar para acceder a su móvil o las aplicaciones que tienen en éste, sin sentir que es intrusivo.
El uso de la biometría es común en la actualidad y no es complejo. Se utiliza para diversas actividades cotidianas, como pagar en una tienda o desbloquear un teléfono móvil, afirma Yagüe.
Explica además que existen diferencias entre la identificación y la autenticación biométricas: “La identificación biométrica consiste en encontrar un patrón biométrico en una base de datos para reconocer a una persona. La autenticación biométrica, por su parte, se refiere a comprobar si un patrón biométrico coincide con el registrado para una persona específica”. Esto es fundamental para entender la velocidad de ejecución en diferentes situaciones.
En resumen, señala Yagüe, la biometría se ha convertido en una parte importante de la identidad digital, utilizada en diversos sectores. “B-FY es una solución que evita la necesidad de almacenar datos biométricos, aprovechando los patrones ya existentes en los dispositivos móviles”, concluye.
La biometría es un elemento que, a diferencia de los datos, puede identificarnos de manera única y segura. En otras palabras, se refiere a rasgos específicos que nos distinguen. Algunos ejemplos son la firma autógrafa, que recoge la dinámica de la firma; la forma de teclear, que es una forma de biometría en sí misma; y otros elementos estáticos como el ADN, la huella dactilar, el reconocimiento facial, la voz y la palma. Estas características estáticas y dinámicas nos permiten la identificación precisa.
La biometría puede clasificarse en estática y dinámica. La estática se refiere a características fijas como el ADN, que es muy seguro pero complicado de llevar encima. Luego tenemos elementos como la huella dactilar, el reconocimiento facial y otros que son estáticos y se pueden suplantar si no se verifica la vida.
Por otro lado, la biometría dinámica o gestual, como la dinámica de la firma o la forma de teclear, requiere de algún tipo de acción. Aunque no es tan dinámico como nosotros, aún necesita una acción para autenticarse.