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Desde hace ya algún tiempo, la Generación Z (1995-2010) es la principal consumidora de educación superior. Le sigue de cerca la generación Alfa (nacida a partir de 2010), que ahora ingresa a la escuela secundaria.
Ambas generaciones han nacido en un entorno digital, por lo que poseen un fuerte vínculo con el mundo virtual. La creatividad, el autoaprendizaje, la multipantalla y la multitarea son algunas de las características comunes de las generaciones Z y Alpha.
Según un artículo publicado en el International Journal on Interactive Design and Manufacturing (IJIDeM), el 47% de la Generación Z pasa más de 3 horas al día en una plataforma de video, el 59% usa YouTube para aprender y solo el 39% prefiere asistir a una clase con un profesor.
Todo esto implica un verdadero reto para la educación tradicional. Por ello, colegios técnicos y de formación profesional, universidades, instituciones de investigación y, en general, el sector de la educación superior, están en medio de una gran transformación.
Las instituciones de avanzada están adquiriendo e implementando nuevas tecnologías y herramientas que incluyen realidad virtual y aumentada, IoT, IA, impresión 3D, aprendizaje remoto, blockchain y biometría para mantenerse al día con las demandas tecnológicas y el conocimiento de las nuevas generaciones.
Por otra parte, la pandemia de COVID-19 supuso una aceleración en la estandarización del aprendizaje virtual y los sistemas híbridos de educación, dado que el mundo estaba confinado.
En 2021, según un informe de Moody’s , el 30 % de las instituciones de educación superior de EE. UU. usaban tecnología en la nube, en comparación con el 2 % en 2020.
Este fuerte aumento de las herramientas digitales, del aprendizaje remoto y las aulas virtuales, ha dejado al sector educativo expuesto. En consecuencia, ha experimentado un fuerte aumento de los ataques cibernéticos.
Todo ello sumado a que los estudiantes usan cada vez más sus computadoras personales empleando contraseñas reutilizadas para acceder a redes no seguras y unirse a clases online.
Solo como ejemplos, en mayo y junio de 2021 el Centro Nacional de Seguridad Cibernética (NCSC) advirtió que estaba investigando un aumento en los ataques de ransomware contra escuelas, colegios y universidades en el Reino Unido. Las universidades australianas también han sido víctimas de ciberataques masivos.
Y en los EE. UU., durante la pandemia de COVID-19, los ciberdelincuentes tomaron el control de los datos de un equipo de investigación de la Universidad de California en San Francisco. Los investigadores estaban probando una posible vacuna contra el coronavirus. Los hackers exigieron 3 millones de dólares estadounidenses (2,8 millones de euros aproximadamente) para devolver el control de los datos. Finalmente, la UCSF pagó 1,1 millones USD (1,04 millones de euros) para recuperar el control de sus servidores.
Según IBM, el costo promedio estimado de una apropiación de datos en la industria de la educación en 2021 fue de 3,9 millones USD (aproximadamente 3,6 millones de euros). Para algunas instituciones, esta cantidad es demoledora.
Los ciberataques representan un gran peso para las instituciones educativas y de investigación vinculadas a los centros de educación superior, no solo en lo que respecta a la privacidad de los datos personales, sino también a la inteligencia y las finanzas. Pero hay formas de prepararse y prevenir estos ataques.
Como hemos visto, las instituciones educativas deben hacer de la ciberseguridad una prioridad. La biometría se usa cada vez más en campus físicos y en línea para asegurar sus plataformas complejas y otorgar acceso a sus instalaciones y servicios a estudiantes, personal docente y administrativo.
En B-FY, nuestra misión es eliminar el fraude de robo de identidad mediante la identificación inequívoca de las personas. Esto es posible gracias al desarrollo de un protocolo de identificación que ofrece las máximas garantías de protección y privacidad de los datos del usuario.
Las soluciones de identificación como servicio (IDaS) utilizan las capacidades de reconocimiento biométrico proporcionadas por los dispositivos móviles para identificar de manera confiable a las personas para acceder a todas las plataformas. Este tipo de solución también mejora la experiencia del usuario y ayuda a eliminar el fraude de robo de identidad al identificar inequívocamente a las personas.
Nuestro proceso de registro permite a los usuarios gestionar su acceso a todos los servicios web o físicos que se ofrecen utilizando su teléfono móvil y la app de la universidad. Así, estudiantes, docentes y administrativos pueden identificarse de manera segura y sencilla en todos los servicios y plataformas de la institución.